Cuando comencé en el mundo de la hostelería, fue como entrar en Stranger Things: una dimensión paralela y desconocida.

No tenía ni idea de lo que estaba por venir.

Mi sueño era simple: tener mi negocio y ser feliz.

Pronto me di cuenta de lo que realmente significa tener mi propio negocio.

Muchos dicen que es una esclavitud, pero para mí es libertad.

Me explico,

cuando empiezas, es cierto que es una esclavitud física: tienes que estar presente, trabajar largas horas, hacer las compras, ordenar, limpiar... ¡y muchas más cosas!

Pero sentí una libertad mental que nunca había experimentado antes.

No tenía a nadie diciéndome qué hacer, como en mi trabajo anterior.

Mi compromiso era conmigo mismo. No había nadie más que yo.

Bueno, técnicamente mis jefes eran los clientes, pero ellos venían a mi casa, quiero decir a mi negocio a disfrutar, a pasar un buen rato y yo también.

Por primera vez, sentí la libertad de no tener que rendir cuentas a nadie.

Sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de algo más.

No solo necesitaba esa libertad mental que ya tenía, sino también la libertad física.

No quería ser un prisionero de mi propio negocio; quería que el negocio trabajara para mí, no al revés.

Y aquí es donde entendí y aprendí una de las lecciones más valiosas en los negocios...

Si quiere conocerla la palabra y entender como ser libre,

Te recomiendo que vea el video