Existen negocios gastronómicos temporales y otros efímeros.

Cuando pronunciamos la palabra negocio es para hacer dinero en la mayoría de los casos.

Algunos crean negocios nuevos e innovan y desaparecen otros se consolidan en el tiempo.

Hablamos de productos conocidos, famosos, que no pasan de moda, las crepes, las pizzas, las pastas atravesaron guerras, crisis, epidemia, siguen en pie.

Son negocios que, bien ejecutados, son rentables, escalables y sobreviven siglos de historia y a la vez se adaptan a los tiempos modernos.

Luego están los negocios de temporada, como las colecciones de invierno y verano de marcas como Adadas, Nioke, Dulce Cabaña o Canel.

Tienen sus temporadas y cada años se presentan con una nueva colección pasa los mismo con la comida, saben adaptarse y perduran.

Y finalmente, están los negocios que surgen y desaparecen como cohetes de la NASA.

Se lanzan, y no los vemos más. Son negocios que, por su facilidad de marketing y ejecución, se ponen de moda de un momento a otro.

En el instante en que se hacen virales, todos quieren sumarse a la ola.

Cambian un color, añaden un toque, pero al final, estos negocios desaparecen porque son muy arriesgados.

Esta semana en mi video te enseño un ejemplo de negocio así: muy "Instagramable" y fácil de vender, pero, en mi opinión, ¡demasiado frágil!

Negocios que dependen de uno o dos ingredientes, de terceros poco fiable.

Muy rentable a corto plazo, pero con riesgo alto de no funcionar por la culpa de factores exterior demasiado arriesgado.

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